Solado y alicatado suena a lo mismo: a colocar azulejos en un cuarto de baño, ¿verdad?
Sin embargo, aunque podemos decir que se trata de tareas muy similares, prácticamente idénticas, existen ciertos aspectos que las diferencian. De todas formas, ya te adelantamos que, a efectos de prevención de riesgos laborales, los peligros que conllevan son prácticamente los mismos y, por lo tanto, requerirán usar los mismos EPIs y tener los mismos cuidados.
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Aclaremos ambos conceptos
En el sector de la construcción, los términos solado y alicatado se utilizan con frecuencia para referirse a dos procesos de revestimiento muy similares, aunque cada uno con sus características y aplicaciones específicas.
Es cierto que ambos comparten muchas similitudes, pero también guardan ciertas diferencias como te vamos a contar a continuación. Comencemos por aclarar qué es qué:
1.- ¿Qué es solado?
El solado hace referencia a la colocación de pavimentos sobre superficies horizontales, como el suelo de baños y cocinas, pero también de terrazas. Su función principal es proporcionar una superficie transitable, resistente y duradera.
Los materiales más utilizados para el solado incluyen cerámica, gres porcelánico, piedra natural, madera o vinilo. La elección del material depende del uso previsto del espacio, la resistencia necesaria y las condiciones ambientales a las que estará expuesto.
Requiere de una absoluta nivelación y una correcta adherencia para evitar problemas como desprendimientos o irregularidades en la superficie.
2.- ¿Qué es alicatado?
Por otro lado, el alicatado es el proceso de revestimiento de superficies verticales, como paredes y fachadas, mediante la colocación de piezas cerámicas, azulejos o porcelánicos.
Se emplea principalmente en zonas expuestas a humedad, como baños y cocinas, ya que facilita la limpieza, decora y protege los muros de la acción del agua y del vaho.
El alicatado requiere un soporte estable y bien preparado para garantizar que el revestimiento se adhiera correctamente mediante adhesivos adecuados o cemento cola. Además, en función del diseño pueden emplearse distintos formatos, texturas y acabados.
Diferencias principales entre solado y alicatado
- Ubicación: El solado se aplica en superficies horizontales (suelos), mientras que el alicatado se destina a superficies verticales (paredes).
- Materiales y espesores: Aunque algunos materiales pueden ser similares, los destinados a solados suelen ser más gruesos y resistentes, mientras que los de alicatados son más ligeros y delgados al ubicarse en la pared.
- Soporte y fijación: El solado requiere una base firme y nivelada, mientras que el alicatado necesita una pared bien preparada para una adecuada adherencia.
- Funciones específicas: Mientras que el solado busca resistencia al tránsito y al desgaste, el alicatado tiene una función decorativa y protectora contra la humedad y la suciedad.
¿Y qué tienen en común?
Ambos procesos requieren precisión en la instalación, el uso de juntas de dilatación para evitar fisuras y un correcto rejuntado para garantizar su durabilidad. Además, en muchos proyectos se combinan para lograr una estética homogénea y funcional.
Otra cosa que tienen en común es que los trabajadores que realizan solado y alicatado se exponen a los mismo riesgos laborales en el transcurso de su actividad. Por eso utilizan los mismos equipos de protección individual (EPIs) para protegerse de los riesgos asociados a estos oficios, como te contamos ya en este artículo publicado hace un tiempo.
¿Te ha quedado clara la diferencia entre ambos procedimientos? Como te decíamos, en relación a la parte que nos toca, solados y alicatados comparten riesgos laborales, así como la forma de prevenirlos, especialmente los respiratorios derivados del contacto con la sílice o la mica.
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