El trabajo que realizan los operarios de mantenimiento de vías férreas es una de las actividades más exigentes en materia de seguridad laboral.
Como ya te hemos contado hace un tiempo, quienes desempeñan este oficio se enfrentan a riesgos derivados no solo del uso de maquinaria pesada y herramientas de gran potencia, sino también de la exposición directa al tránsito ferroviario, de las inclemencias meteorológicas, de estar en entornos excesivamente ruidosos y de la manipulación de materiales que pueden provocar lesiones graves.
Por ello, el uso de equipos de protección individual (EPIs) no es una opción, sino una obligación para desarrollar las tareas con los niveles adecuados de prevención. Entre todos los elementos de seguridad disponibles, hay tres que resultan imprescindibles y que nunca pueden faltar en el trabajo de mantenimiento ferroviario como aprenderás en nuestro curso formativo de 20 horas de construcción y mantenimiento de vías férreas y que hoy te adelantamos en este post.
Tres EPIs que debes usar siempre en el mantenimiento de vías férreas
1.- Chaleco de alta visibilidad
El primer EPI clave es el chaleco de alta visibilidad. En un entorno donde circulan trenes a gran velocidad y donde los equipos de trabajo pueden desplazarse a lo largo de tramos extensos, ser visto es la primera barrera de protección frente al accidente.
Estos chalecos, fabricados con tejidos fluorescentes y bandas reflectantes, permiten que el trabajador sea identificado a larga distancia, tanto de día como de noche, e incluso en condiciones de baja visibilidad por niebla o lluvia. Su uso protege frente al riesgo de atropello ferroviario o de colisión con maquinaria de mantenimiento, constituyendo un elemento de señalización personal imprescindible.
2.- Calzado de seguridad con puntera reforzada
El segundo EPI fundamental es el calzado de seguridad homologado, especialmente con puntera de acero o composite. El trabajo en la vía implica manipular raíles, traviesas, balasto y herramientas de gran peso. El riesgo de aplastamiento en los pies es elevado, así como la posibilidad de sufrir cortes, golpes o resbalones sobre superficies irregulares.
El calzado adecuado no solo protege frente a impactos, sino que también proporciona estabilidad en terrenos pedregosos y resistencia a la perforación, lo que reduce la probabilidad de lesiones incapacitantes. Además, muchos modelos incluyen suelas antideslizantes y dieléctricas, pensadas para ambientes donde puede existir riesgo eléctrico.
3.- Protección auditiva
El tercer EPI que nunca debe faltar es la protección auditiva. Las tareas de mantenimiento ferroviario suelen realizarse con maquinaria de corte, perforación y vibración que genera mucho ruido, con niveles sonoros superiores a los 85 decibelios, límite a partir del cual la exposición prolongada provoca pérdida auditiva irreversible.
Auriculares o tapones certificados atenúan el ruido y previenen patologías como la hipoacusia laboral. Además, un buen aislamiento acústico reduce la fatiga auditiva, permitiendo al trabajador mantener un nivel de concentración óptimo, esencial en un entorno donde los descuidos pueden tener consecuencias graves.
Conclusión
La seguridad en el mantenimiento de vías férreas depende de la suma de medidas colectivas y personales, pero los EPIs constituyen el último escudo protector. El chaleco de alta visibilidad, el calzado de seguridad y la protección auditiva no son accesorios, sino elementos vitales que salvan vidas y preservan la salud laboral. Usarlos de forma sistemática es una condición indispensable para trabajar en un entorno tan crítico como el ferroviario.
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