Al plantear el contenido de este artículo, nos hemos dado cuenta de que, siempre que te hablamos de prevención de riesgos laborales en el sector de la construcción, nos hemos centrado en los riesgos físicos que pueden ocasionar lesiones corporales (más o menos graves) y/o el desarrollo de enfermedades profesionales crónicas.
Pero ¿qué pasa con los riesgos laborales que pueden causar un problema o una enfermedad de índole psicológica? El simple hecho de no haber planteado este tema hasta ahora evidencia que la vigilancia de la salud mental en el sector de la construcción sigue siendo una asignatura pendiente por parte de la prevención de riesgos laborales.
¿Qué ocurre con la salud mental en el sector de la construcción?
Durante años, la prevención de riesgos laborales en el sector de la construcción ha puesto el foco en los peligros físicos de los distintos oficios: caídas, atrapamientos, golpes, cortes o exposición a sustancias peligrosas. Sin embargo, los riesgos psicosociales, como el estrés, la ansiedad, la fatiga emocional o el consumo de sustancias, siguen siendo los grandes olvidados. Esto es especialmente preocupante en un sector con alta presión por plazos, condiciones laborales duras y turnos exigentes.
Los trastornos de salud mental en el sector de la construcción no solo afectan al bienestar personal de los trabajadores, sino que también inciden de forma directa en la siniestralidad, motivo por el que deberían tener más peso en los planes de prevención de riesgos laborales.
Factores de riesgo que favorecen el deterioro emocional
El entorno de una obra puede ser hostil desde el punto de vista psicológico. Jornadas largas, climas extremos, movilidad constante, empleo temporal, ruido ambiental o inestabilidad económica son factores que generan ansiedad e inseguridad.
Además, la cultura tradicionalmente masculinizada del sector dificulta que los trabajadores expresen malestar o pidan ayuda, por miedo al estigma o al descrédito profesional.
El aislamiento emocional y la falta de canales de escucha activa contribuyen a cronificar cuadros de estrés o derivar en conductas de riesgo, como el abuso de alcohol. Esto no solo merma la calidad de vida del trabajador, sino que puede afectar también al clima laboral y a la productividad y a la seguridad en el día a día.
¿Cómo detectar estos riesgos?
Formadores, encargados y compañeros pueden jugar un papel clave en la detección temprana de problemas de salud mental en el sector de la construcción. Cambios repentinos de comportamiento, irritabilidad, bajo rendimiento, absentismo injustificado o descuido de la propia seguridad son señales de alerta.
Una política preventiva eficaz debe formar a los equipos en la identificación de estos indicios y fomentar entornos de trabajo donde se pueda hablar abiertamente del malestar psicológico.
Incorporar la salud emocional en los planes de PRL
La inclusión de la salud mental en los planes de prevención de riesgos laborales no es una tendencia, sino una necesidad. Evaluaciones psicosociales periódicas, programas de apoyo emocional, campañas de sensibilización o acceso a recursos psicológicos son medidas que algunas empresas ya han comenzado a implementar con buenos resultados.
Un modelo de PRL completo debe atender tanto al cuerpo como a la mente. Solo así se garantizará una prevención eficaz, sostenible y centrada en la persona.
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